domingo, 29 de julio de 2012

Tu mano



                                                                                                                         Para M 
Aquella mano tibia, de amigos
que sin condición tendiste 
cuando recorrimos 
la vieja calle de la estación del tren en Guanajuato,
un día de octubre, al anochecer
y me dijo, quedas perfecta aquí, este es tu espacio...

Esa, conoce las exactas dimensiones
para hacer el café que complementa mi lectura;
ella, exprime naranjas suculentas
que degusto sabor ternura
y sedienta
me aquieta
-tú dices que me quieres hidratada-
y si parezco sombría, 
tu mano acertada me alivia
con un trago amargo
fruta dulce, fresca bebida
o el más delicioso bocado.

En noches heladas que mi cuerpo tiembla
es tu tacto la frazada tibia
convertida sin malicia
en el más hondo apretón.

Esa mano, que baja despacio por mi espalda
y más abajo, traviesilla
con dulzura me pellizca;
la unidad de medida de mi cuerpo
que funde mi piel, cuando alerta, 
tus palmas reconoce,
hoy sabe que estoy desfallecida
que nunca me suelte
necesito.

Para mí, esa, 
tu mano
es la de Dios.

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